Hay que tener en cuenta que tras la II Guerra Mundial los EEUU implantaron una Constitución y para garantizar, que al igual que Alemania no fuese una amenaza, opto por incluir en ella un artículo que excluyese la posibilidad de tener un ejército.
El comienzo de la Guerra Fría al igual que en el caso germano cambio el papel de Nihon (Japón) y cuando estalló la guerra de Corea interpretó laxamente la Constitución instando a que el país del sol naciente hiciese una fuerza policial militarizada.
En 1.959 Nobusuke Kishi, abuelo del actual Primer Ministro, aprobó un tratado de colaboración militar entre Japón y EEUU. Aunque la participación de Japón no fue activa en la Guerra Fría ni oficialmente tomo partido a favor de EEUU, si fue pieza clave permitiendo a la nación norteamericana tener presencia militar en su suelo.
La Constitución japonesa deja bien claro que el país no tiene derecho a la beligerancia pero la policía tiene derecho a salvaguardar el orden y a la ciudadanía, ese ha sido históricamente el subterfugio.
La nueva interpretación da una vuelta de tuerca más y considera la defensa colectiva como un instrumento aceptado para la salvaguarda de la paz.
Esta nueva visión de ver las cosas libra al ejecutivo de la necesidad de modificar la carta magna y aleja la posibilidad de oficializar el ejército, dando vía libre a la participación de las fuerzas de autodefensa niponas en el teatro internacional aunque con limitaciones:
1-La defensa colectiva es un concepto muy amplio pero a priori no supondrá el inicio de hostilidades por parte de la nación nipona sino la suma a un conflicto existente ya o que se inicie que pueda afectar a Japón directamente.
2-El desplegamiento de tropas en operaciones en el exterior será en misiones de paz aprobadas por la ONU.
El despertar de Japón es un hecho que unido a la pujanza militar de China, la peligraba situación de la península coreana y la presencia tanto de EEUU como de Rusia en la zona añade un nuevo factor a la problemática ecuación.
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MIGUEL ÁNGEL - 19-915