No ha sido un proceso fácil precisamente.
Había que avanzar desde la ficar dura de Ben Ali una vez diluida a un régimen alternativo cuanto más democrático mejor y se logró. No sin sobresaltos.
Hay que tener en cuenta en primer lugar que su sociologicamente liberalidad en su vertiente mediterránea y el ser un país islámico le confieren particularidades singulares en el Magreb.
En todos los casos de se produce un cambio de régimen y se cuestiona el sistema se suele resaltar la identidad junto con los valores individuales. Es por eso que el islamismo moderado ascendió al poder, pues la religión es un factor de identidad fundamental en los países musulmanes, a la vez que se organizó el liberalismo en quienes eran más partidarios del reformismo laico.
La legislatura de Ennahda estuvo marcada por la penetracion islamista radical, favorecida por la inestabilidad de Libia y la falta de reacción inicial del gobierno tunecino, fundamentalmente en el desértico sur y en el centro montañoso produciéndose atentados más tarde en lugares turísticos. Más algunos riesgos de retroceso como el asesinato de políticos de la oposición.
La crisis económica se añadió a los problemas de Túnez y marco profundamente al país amenazando con socovar el embrión democrático pero la tenacidad de las partes, que finalmente tras vacilaciones de Ennahda alcanzaron un acuerdo para gobernar conjuntamente.
La nación tunecina es la prueba que la Primavera Árabe puede dar lugar a regímenes democráticas y a Estados de Derecho. Es más pueden constituirse en la zona partidos islamistas moderados representando el campo conservador comprometidos con un Estado abierto.
La consolidación de Túnez como modelo para el Magreb esta aun en fase decisiva pues no hay que olvidar la fragilidad aun de las estructuras recién creadas, la presencia yihadista aún y la necesaria recuperación económica todavía por producirse.
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MIGUEL ÁNGEL - 9-10-15