Después de una fase de calma parece que las relaciones entre España y Marruecos van camino de la recuperación.
No han habido ni acciones ni gestos en dirección contraria. Ahora bien, Rabat está en la inacción y Madrid es la que se está moviendo.
Se trata de una estrategia del régimen marroquí para que la reconciliación le salga más cara al gobierno español tanto en las relaciones bilaterales como en coste político y de imagen internacional a la contraparte española. Por su parte La Moncloa muestra su necesidad de reconstruir las relaciones con Marruecos en todos los pasos que lleva a cabo, y es que España es vital en tema de seguridad y lucha antoterrorista pero también en inmigracion e incluso en economía.
Consciente probablemente de eso el gobierno español está enfocándose en contentar a sus aliados occidentales incrementando du participación en asuntos internacionales, como en el asunto de Ucrania por ejemplo, aunque ello no es solo por ello sino también para conseguir más implicación aliada en solventar los problemas que inciden desde el norte de África.
En algún momento Marruecos llegará a estar satisfecho o verá que no le es posible sacar más y que le interesa reconstruir completamente la relación anterior al conflicto por la hospitalización secreta en suelo español del lider del Frente Polisario, algo que le interesa pues le beneficia geopolíticamente y económicamente evitando que Argelia sume un aliado y beneficiándose el régimen contanto con un socio cercano con el que colaborar en múltiples campos.