Ha consistido en una repetición de mensajes clave insistiendo en ideas fuerza que piensa que le beneficia decirlas. Además su inicio y su final ha sido similar, algo buscado a propósito.
El señor Sánchez ha tratado de dar una imagen de responsabilidad y ofreciendo estabilidad, buscando ser identificado como un hombre con sentido de Estado.
En el medio del discurso ha introducido la explicación de la situación actual reforzando con ello la palabra con lo que ha hilado todo; El cambio. Como paso previo a introducir las intenciones globales de un hipotético gobierno suyo, con pocas medidas para que no fuesen juzgadas porque hoy buscaba salir beneficiado con su intervención y no presentar un programa de gobierno.
Llaman la atención las críticas veladas al PP que han marcado periódicamente todo el discurso, especialmente al principio, con la intención de marcar diferencias con los populares para explicar la necesidad de cambio y con tal de reivindicarse como el gran rival del PP, algo que ahora está en peligro.
En cambio aplaudió a Ciudadanos para resaltar su imagen de responsabilidad y de capacidad de aportar estabilidad por saber llegar a acuerdos con otra formación política.
Ha pasado de puntillas por el tema de la corrupción y de Cataluña porque lo contrario habría marcado su discurso nublando lo demás. Además probablemente con el propósito de no tensar la relación con el PP y con los nacionalistas, pues si gobierna a uno de los dos necesitará (al PP si gobierna con Ciudadanos o a los nacionalistas si gobierna con Podemos).
Se puede concluir que ha sido más un discurso para fortalecer al PSOE que un discurso de investidura. Por ello la estrategia de la alocución de Sánchez y como ello ello debe juzgarse. En esa intención ha sido un discurso aceptable pero dicho con poco carisma, aún así ha logrado vender bien las ideas fuerza que se había fijado.
Publicado en Mapeando
MIGUEL ÁNGEL - 1-3-16