BÉLGICA; EL AVANCE ALEMÁN NO ARRANCO A TIEMPO
La Campaña de Bélgica tiene un papel muy decisivo en la historia de la I Guerra Mundial. Pues para que triunfase el Plan Schlieffen, la maniobra envolvente germana para tomar París y poner fin rápido a la Gran Guerra desde el inicio, era necesaria la velocidad, y en Bélgica los alemanes no pusieron ir tan rápido como hubiesen deseado.
La tenacidad belga en batalla también se produjo con anterioridad en el campo de la diplomacia donde Berlín trato de conseguir permiso de Bruselas para atravesar su territorio con tal de invadir Francia, pese a las grandes promesas alemanas el gobierno belga no da su brazo a torcer deseando permanecer neutrales completamente y Alemania opta por la invasión.
En la mañana del 4 de agosto el ejército alemán irrumpe por la frontera y comienza la batalla de Lieja. Mientras tanto el jefe del Estado Mayor belga, Salliers Moranville, desarrolla la movilización del ejército confiando en que las fortificaciones tanto de Lieja como de Namur resistan el tiempo necesario para poder desplegar su ejército.
Echemos un rápido vistazo a las fortificaciones de Lieja. Construidas mil ochicentos noventa y dos estaban mal conservadas y no se habían desarrollado en todo su potencial, el gobierno belga rechazo construir trincheras. No obstante sus doce fuertes estaban situados de tal forma que cada uno de ellos podía ser respaldado por la artillería de los dos fuertes más cercanos pero no estaban comunicados entre sí y la salubridad era muy mala. La fuerza destinada a ellas no era la suficiente ni estaba bien entrenada, de hecho fue reforzado de forma improvisada con incluso la guardia local.
Los alemanes fueron repelidos en su primer ataque, fuerte Banchon, y su infantería no logró cruzar los puentes para entrar en la ciudad pues estos habían sido volados. El día seis Erich Ludendorff entra en escena asumiendo el mando tras la muerte del general al mando y toma el pueblecito Queue-du-Bois, en los altos Jupille, y el fuerte La Charteuse desde donde gana una posición de altura con la que bombardear los fuertes más próximos especialmente. Al día siguiente, ya día siete los alemanes logran entrar en Lieja pero se ven bombardeados por el resto de fuertes que circunvalan la ciudad y no pueden avanzar.
La llegada de la artillería pesada facilitara el trabajo para los alemanes que terminaran por aniquilar todos los fuertes el día dieciséis de agosto.
El ejército alemán con un retraso de más de diez días tomo rumbo a Bruselas pero la resistencia belga no había acabado. Las líneas ferreas y los puentes fueron volados por los belgas retrasando el avance alemán, a parte se produjeron batallas de bajo nivel que frenaron la marcha germana como la del puente Gette conocida como la batalla de los cascos de plata (en referencia a los cascos germanos que quedaron sobre el puente). El día diecinueve el ejército alemán se presenta en Aarschot actuando contra la población civil, en Dinant se fusilaron a seiscientos civiles en represalia por la actuación de un francotirador belga, y la biblioteca de Lovaina es incendiada. Alarmado el gobierno belga declara Bruselas ciudad abierta y fija su reducto nacional, así calificado, en la fortaleza de Amberes que no caería hasta noviembre de mil novecientos catorce.
La estrategia del terror funciono a Alemania para evitar un combate en Bruselas que le hubiese retrasado aún mucho más.
Con el centro y este de Bélgica tomadas los alemanes procedieron a avanzar hacía Francia produciéndose las batallas de las Ardenas pero eso ya será abordado en un nuevo artículo.
El Plan Schlieffen como se demostraría más tarde era un plan muy osado para una época en la que el transporte y logística de grandes masas de soldados y material aún era muy engorroso, además no se tenían los medios necesarios para desarrollar una autentica guerra de movimientos algo que no se lograría hasta el surgimiento de los carros de combate y las ideas de la batalla profunda previas a la II Guerra Mundial. Por contra se demostró que las fortificaciones seguían siendo un arma fundamental en las guerras.Surge la pregunta acerca de si el citado plan hubiese abarcado también Holanda, como se debatió en su elaboración, cayendo Alemania por el norte de Bélgica recién adentrados por el extremo sureste holandés pero la realidad es que Amberes hubiese supuesto un inconveniente más problemático que Lieja no resolviendo el problema a priori.
MIGUEL ÁNGEL - 11-10-14
La Campaña de Bélgica tiene un papel muy decisivo en la historia de la I Guerra Mundial. Pues para que triunfase el Plan Schlieffen, la maniobra envolvente germana para tomar París y poner fin rápido a la Gran Guerra desde el inicio, era necesaria la velocidad, y en Bélgica los alemanes no pusieron ir tan rápido como hubiesen deseado.
La tenacidad belga en batalla también se produjo con anterioridad en el campo de la diplomacia donde Berlín trato de conseguir permiso de Bruselas para atravesar su territorio con tal de invadir Francia, pese a las grandes promesas alemanas el gobierno belga no da su brazo a torcer deseando permanecer neutrales completamente y Alemania opta por la invasión.
En la mañana del 4 de agosto el ejército alemán irrumpe por la frontera y comienza la batalla de Lieja. Mientras tanto el jefe del Estado Mayor belga, Salliers Moranville, desarrolla la movilización del ejército confiando en que las fortificaciones tanto de Lieja como de Namur resistan el tiempo necesario para poder desplegar su ejército.
Echemos un rápido vistazo a las fortificaciones de Lieja. Construidas mil ochicentos noventa y dos estaban mal conservadas y no se habían desarrollado en todo su potencial, el gobierno belga rechazo construir trincheras. No obstante sus doce fuertes estaban situados de tal forma que cada uno de ellos podía ser respaldado por la artillería de los dos fuertes más cercanos pero no estaban comunicados entre sí y la salubridad era muy mala. La fuerza destinada a ellas no era la suficiente ni estaba bien entrenada, de hecho fue reforzado de forma improvisada con incluso la guardia local.
Los alemanes fueron repelidos en su primer ataque, fuerte Banchon, y su infantería no logró cruzar los puentes para entrar en la ciudad pues estos habían sido volados. El día seis Erich Ludendorff entra en escena asumiendo el mando tras la muerte del general al mando y toma el pueblecito Queue-du-Bois, en los altos Jupille, y el fuerte La Charteuse desde donde gana una posición de altura con la que bombardear los fuertes más próximos especialmente. Al día siguiente, ya día siete los alemanes logran entrar en Lieja pero se ven bombardeados por el resto de fuertes que circunvalan la ciudad y no pueden avanzar.
La llegada de la artillería pesada facilitara el trabajo para los alemanes que terminaran por aniquilar todos los fuertes el día dieciséis de agosto.
El ejército alemán con un retraso de más de diez días tomo rumbo a Bruselas pero la resistencia belga no había acabado. Las líneas ferreas y los puentes fueron volados por los belgas retrasando el avance alemán, a parte se produjeron batallas de bajo nivel que frenaron la marcha germana como la del puente Gette conocida como la batalla de los cascos de plata (en referencia a los cascos germanos que quedaron sobre el puente). El día diecinueve el ejército alemán se presenta en Aarschot actuando contra la población civil, en Dinant se fusilaron a seiscientos civiles en represalia por la actuación de un francotirador belga, y la biblioteca de Lovaina es incendiada. Alarmado el gobierno belga declara Bruselas ciudad abierta y fija su reducto nacional, así calificado, en la fortaleza de Amberes que no caería hasta noviembre de mil novecientos catorce.
La estrategia del terror funciono a Alemania para evitar un combate en Bruselas que le hubiese retrasado aún mucho más.
Con el centro y este de Bélgica tomadas los alemanes procedieron a avanzar hacía Francia produciéndose las batallas de las Ardenas pero eso ya será abordado en un nuevo artículo.
El Plan Schlieffen como se demostraría más tarde era un plan muy osado para una época en la que el transporte y logística de grandes masas de soldados y material aún era muy engorroso, además no se tenían los medios necesarios para desarrollar una autentica guerra de movimientos algo que no se lograría hasta el surgimiento de los carros de combate y las ideas de la batalla profunda previas a la II Guerra Mundial. Por contra se demostró que las fortificaciones seguían siendo un arma fundamental en las guerras.Surge la pregunta acerca de si el citado plan hubiese abarcado también Holanda, como se debatió en su elaboración, cayendo Alemania por el norte de Bélgica recién adentrados por el extremo sureste holandés pero la realidad es que Amberes hubiese supuesto un inconveniente más problemático que Lieja no resolviendo el problema a priori.
MIGUEL ÁNGEL - 11-10-14