ERDOGAN SE AGARRA A LA GEOPOLÍTICA
El pasado verano acontecieron dos hechos cruciales para entender el cambio de situación geopolítica que ha vivido Turquía. Por una parte, la ruptura del proceso de paz entre el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) y el gobierno turco; por otra, la pérdida en el parlamento de la mayoría absoluta del AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), la formación política liderada por Tayyip Erdogan, tras las elecciones legislativas.
Esto último ha supuesto un gran revés para los planes del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que pretendía modificar el régimen parlamentarista para convertirlo en uno de corte presidencialista, lo cual unido a otros factores internos como la crisis de la Lira turca y la aparición de un movimiento de izquierdas kurdo (el HDP) que ha atraído el voto descontento de los kurdos, parece que impedirá revalidar la mayoría absoluta del AKP en las elecciones de Noviembre.
La nación turca mantiene varios frentes abiertos en su política exterior. En primer lugar el contencioso de Chipre, que se encuentra en proceso de negociación de reunificación de la isla. Por otro lado, las tensiones con Armenia, país con el que mantiene un contencioso sobre el genocidio de armenios durante la I Guerra Mundial, que Yerevan considera genocidio y Ankara no. A ello se une el conflicto del Nagorno-Karabaj, actualmente estancado, donde Turquía apoya a los turcomanos azeríes frente a Armenia. Y finalmente hay que mencionar la lucha, tanto dentro de suelo propio como en los vecinos Iraq y Siria, entre separatistas kurdos y el Estado turco, en estos momentos en guerra abierta.
Todos estos conflictos son herencia del pasado, pero a ellos se ha sumado de forma entusiasta el AKP, presentándose como un partido comprometido con el Estado. Y a estos frentes abiertos se podría sumar la península de Crimea, recientemente ocupada por Rusia y donde habita una minoría de turcomanos. Ankara ve con malos ojos el cambio de manos de esa península y la discriminación que esta minoría está soportando. No obstante, Turquía no está presente directamente en este conflicto que enfrenta a Ucrania con Rusia.
Por otro lado, las simpatías internacionales hacia los kurdos, que son los únicos que combaten eficazmente al autoproclamado Estado Islámico en Siria y hasta hace relativamente poco también en Irak, no han sentado bien en Ankara. También la reciente intervención rusa apoyando al régimen sirio, al que Turquía se opone, complican el tablero geopolítico.
Erdogan debe buscar soluciones urgentes y lo prioritario es hacer contención de daños, especialmente en lo relativo a la política interna, tras el lamentable atentado sufrido en Ankara hace una semana. En el plano político, tras las elecciones legislativas, Erdogan se encontró con que ni siquiera el Partido Nacionalista MHP (Partido de Acción Nacionalista) le quería apoyar y un pacto con la formación kurda HDP (Partido Democrático del Pueblo) era tan complicada como casi imposible.
Erdogan se ha agarrado a la geopolítica para obtener de nuevo una mayoría absoluta en las elecciones legislativas de Noviembre; de no lograrlo, intentará garantizarse el apoyo del MHP. En cuanto a la política exterior en Siria y ante la imposibilidad de derrocar al régimen de Al-Assad, que cuenta ahora con apoyo directo ruso, debilitará a los kurdos evitando que estos obtengan, como en Irak, una base fuerte y segura.
Publicado en Baab al Shams y publicado en Página de Facebook Mapeando
MIGUEL ÁNGEL - 19-10-15
El pasado verano acontecieron dos hechos cruciales para entender el cambio de situación geopolítica que ha vivido Turquía. Por una parte, la ruptura del proceso de paz entre el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) y el gobierno turco; por otra, la pérdida en el parlamento de la mayoría absoluta del AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), la formación política liderada por Tayyip Erdogan, tras las elecciones legislativas.
Esto último ha supuesto un gran revés para los planes del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que pretendía modificar el régimen parlamentarista para convertirlo en uno de corte presidencialista, lo cual unido a otros factores internos como la crisis de la Lira turca y la aparición de un movimiento de izquierdas kurdo (el HDP) que ha atraído el voto descontento de los kurdos, parece que impedirá revalidar la mayoría absoluta del AKP en las elecciones de Noviembre.
La nación turca mantiene varios frentes abiertos en su política exterior. En primer lugar el contencioso de Chipre, que se encuentra en proceso de negociación de reunificación de la isla. Por otro lado, las tensiones con Armenia, país con el que mantiene un contencioso sobre el genocidio de armenios durante la I Guerra Mundial, que Yerevan considera genocidio y Ankara no. A ello se une el conflicto del Nagorno-Karabaj, actualmente estancado, donde Turquía apoya a los turcomanos azeríes frente a Armenia. Y finalmente hay que mencionar la lucha, tanto dentro de suelo propio como en los vecinos Iraq y Siria, entre separatistas kurdos y el Estado turco, en estos momentos en guerra abierta.
Todos estos conflictos son herencia del pasado, pero a ellos se ha sumado de forma entusiasta el AKP, presentándose como un partido comprometido con el Estado. Y a estos frentes abiertos se podría sumar la península de Crimea, recientemente ocupada por Rusia y donde habita una minoría de turcomanos. Ankara ve con malos ojos el cambio de manos de esa península y la discriminación que esta minoría está soportando. No obstante, Turquía no está presente directamente en este conflicto que enfrenta a Ucrania con Rusia.
Por otro lado, las simpatías internacionales hacia los kurdos, que son los únicos que combaten eficazmente al autoproclamado Estado Islámico en Siria y hasta hace relativamente poco también en Irak, no han sentado bien en Ankara. También la reciente intervención rusa apoyando al régimen sirio, al que Turquía se opone, complican el tablero geopolítico.
Erdogan debe buscar soluciones urgentes y lo prioritario es hacer contención de daños, especialmente en lo relativo a la política interna, tras el lamentable atentado sufrido en Ankara hace una semana. En el plano político, tras las elecciones legislativas, Erdogan se encontró con que ni siquiera el Partido Nacionalista MHP (Partido de Acción Nacionalista) le quería apoyar y un pacto con la formación kurda HDP (Partido Democrático del Pueblo) era tan complicada como casi imposible.
Erdogan se ha agarrado a la geopolítica para obtener de nuevo una mayoría absoluta en las elecciones legislativas de Noviembre; de no lograrlo, intentará garantizarse el apoyo del MHP. En cuanto a la política exterior en Siria y ante la imposibilidad de derrocar al régimen de Al-Assad, que cuenta ahora con apoyo directo ruso, debilitará a los kurdos evitando que estos obtengan, como en Irak, una base fuerte y segura.
Publicado en Baab al Shams y publicado en Página de Facebook Mapeando
MIGUEL ÁNGEL - 19-10-15
LA GEOPOLÍTICA ALEJA A TURQUÍA DE LA UE
La nación turca tiene en la actualidad como herencia del pasado dos grandes conflictos enquistados con terceros países; Chipre y Armenia.
No obstante el riesgo de una guerra con Grecia ha desaparecido, en parte gracias a la pertenencia de ambas a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), lo cual no se ha traducido en una solución al conflicto chipriota pero si al menos en una distensión.
La reciente conmemoración del centenario del inicio del genocidio armenio pone de manifiesto las grandes desavenencias entre Turquía y Armenia que van más allá de considerar genocidio o no ese hecho del pasado.
Envenenadas por el recuerdo de esa masacre las relaciones entre ambos países están a su vez afectadas por el conflicto del Nagorno-Karabaj.
Como país hermano habitado por turcomanos la guerra entre Azerbaiyán y Armenia a principios de los años noventa provocó la simpatía turca hacia los azeríes. Rápidamente se procedió a cerrar la frontera con Armenia, algo que se mantiene hasta hoy, y a considerar Armenia como un enemigo de los turcomanos.
La tormentosa vecindad entre Turquía y Armenia se complica aún más por el monte Ararat, clave en la historia nacional armenia, que desde el Tratado de Lausana pasó a estar bajo soberanía de Turquía y que es reclamado por Armenia.
La geopolítica introduce a más países en este conflicto.
Cuando Turquía movilizó a su ejército por el descalabro de Azerbaiyán en la guerra ante Armenia, posteriormente se reharía pero sin recuperar los territorios perdidos, fue Rusia la que desplegó sus fuerzas en la frontera con Turquía para disuadirla de entrar en la contienda. Actualmente Armenia está en el Tratado de Seguridad Colectiva, un pacto defensivo y embrión de una especie de OTAN liderado por Rusia que incluye algunos países de la CEI (Comunidad de Estados independientes), y ante las presiones del Kremlin rechazó firmar el tratado de Asociación Oriental con la UE para, en su lugar, entrar en la Comunidad Económica Euroasiática que desarrolla Rusia.
El gran alivio económico para Armenia que supuso que Irán le apoyase permitiéndole saltarse el bloqueo comercial turco, suponiendo un alivio para la nación armenia, pues en aquella época Georgia estaba en guerra con Abjasia y Osetia del Sur por lo que comerciar a través de ella era complicado. La acción de Teherán se explica porque no quiere un Azerbaiyán fuerte que pueda presionar para reclamar el Azerbaiyán del Sur, enclavado en el noroeste de Irán y habitado mayoritariamente por azeríes.
Lo cual convierte a Rusia y a Irán en adversarios indirectos de Ankara pues apoyan al enemigo de su aliado.
El otro gran problema de Turquía es Chipre.
Una isla que pertenecía al Imperio Otomano hasta que el Imperio Británico instauró a finales del s. XIX una co-soberanía turcobritánica sobre la misma, hasta que en la I Guerra Mundial al convertirse en enemigos el Imperio Británico pasó a ostentar la soberanía completa sobre Chipre.
La independencia de la isla en el proceso de descolonización abrió la disputa interna entre la población grecochipriota y la turcochipriota sobre si la isla debía unirse o no a Grecia. El Golpe de Estado de 1.974 favorable a la Enosis, unificación con Grecia, provocó la invasión turca de Chipre que tras un alto el fuego partió la isla en dos. Nació entonces en el norte la República Turca de Chipre en las áreas conquistadas por el ejército turco.
La naciente república no fue reconocida por ningún país más que por la nación de la península de Anatolia y depende económicamente de Turquía. Además el territorio es geográficamente más accidentado que el del sur y la agricultura es menos propicia, lo cual también provoca un desarrollo económico menos boyante.
Durante años la relación entre grecochipriotas y turcochipriotas fue de guerra fría y la tensión era palpable en la frontera. Incluso la capital Nicosia pasó a tener su particular versión del muro de Berlín a pequeña escala denominada Línea Verde, de hecho aún hoy sigue existiendo y es la única ciudad europea con ese triste honor.
La entrada del sur de la isla en la UE causó malestar en Turquía pues con ello se tomaba partido en el conflicto y se mejoraba la posición de los grecochipriotas.
La desestabilidad y los conflictos no son bien vistos por la UE por lo que el ingreso de un país con importantes frentes geopolíticos abiertos es bastante complicado. Turquía ha visto frenado su acercamiento a Europa, entre otras cosas, precisamente por su disputa con Armenia y por el problema chipriota.
Mostrando su deseo de adherirse al club comunitario Ankara cooperó en encontrar una solución política para Chipre y desde Bruselas se hicieron esfuerzos no sólo en ello sino también para la reapertura de la frontera turca con Armenia. En el primer caso los grecochipriotas torpedearon la posible reunificación de la isla en 2.004 al
votar en contra en un referéndum con tal fin, mientras que en el segundo al menos se logró la reapertura de relaciones diplomáticas en 2.009 entre Armenia y Turquía.
¿Puede la situación con Armenia y del contencioso de Chipre variar?
En cuanto a la solución del conflicto del Nagorno-Karabaj, que es el escollo entre Armenia y Turquía más que la inquina mutua, las partes no aplican los acuerdos de Madrid por los que se realizaría un referéndum en el Nagorno-Karabaj para decidir sobre su futuro y Armenia no se retira de las zonas de seguridad, áreas de terreno azerí entre Armenia y el Nagorno-Karabaj ocupadas por el ejército armenio, que le permiten acceder al Nagorno-Karabaj. Ni Bakú quiere un referéndum en la zona por miedo a perderlo con casi toda seguridad ni Erevan quiere poner en riesgo el Nagorno-Karabaj cediendo las áreas que le aseguran la conexión con el territorio.
La disputa se ha trasladado al terreno económico donde el dinero procedente del petróleo pone en ventaja a Azerbaiyán, pero la ayuda rusa a Armenia nivela la balanza.
En cambio en el caso insular se vislumbra una gran esperanza.
Ya que las elecciones la República Turca de Chipre han deparado el triunfo de Mustafa Akinci. El vencedor es un socialdemócrata y refutado partidario de la reunificación de la isla. La derrota del oficialista y actual mandatario es muestra del deseo de cambio en la población turcochipriota así como un varapalo para el AKP por la ideología del candidato que ha obtenido la victoria.
Con un Chipre grecochipriota en apuros económicos a diferencia de su boyante situación de 2.004 las posibilidades de una reunificación se hacen más factibles.
Ahora la cuestión es si Turquía colaborará en la solución al problema de Chipre no torpedeando los intentos de Akinci con tal fin y si hay algún resquicio de intención turca de reconducir las relaciones con Armenia. Visto el divorcio creciente entre Bruselas y Erdogan así como el giro otomano de Ankara a ganar influencia en Oriente Medio junto con reafirmar su liderazgo de los turcomanos se vislumbran serias dudas sobre si Turquía estará dispuesta a ambas cosas.
Obviamente Erdogan tendría difícil negarse a la reapertura de negociaciones sobre Chipre pero sí puede ralentizarlas o torpedearlas. Tampoco es descartable que ceda en Chipre a cambio de apoyo parcial geopolítico a su estrategia en Oriente Medio.
Publicado en Baab al Shams
MIGUEL ÁNGEL - 5-05-15
La nación turca tiene en la actualidad como herencia del pasado dos grandes conflictos enquistados con terceros países; Chipre y Armenia.
No obstante el riesgo de una guerra con Grecia ha desaparecido, en parte gracias a la pertenencia de ambas a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), lo cual no se ha traducido en una solución al conflicto chipriota pero si al menos en una distensión.
La reciente conmemoración del centenario del inicio del genocidio armenio pone de manifiesto las grandes desavenencias entre Turquía y Armenia que van más allá de considerar genocidio o no ese hecho del pasado.
Envenenadas por el recuerdo de esa masacre las relaciones entre ambos países están a su vez afectadas por el conflicto del Nagorno-Karabaj.
Como país hermano habitado por turcomanos la guerra entre Azerbaiyán y Armenia a principios de los años noventa provocó la simpatía turca hacia los azeríes. Rápidamente se procedió a cerrar la frontera con Armenia, algo que se mantiene hasta hoy, y a considerar Armenia como un enemigo de los turcomanos.
La tormentosa vecindad entre Turquía y Armenia se complica aún más por el monte Ararat, clave en la historia nacional armenia, que desde el Tratado de Lausana pasó a estar bajo soberanía de Turquía y que es reclamado por Armenia.
La geopolítica introduce a más países en este conflicto.
Cuando Turquía movilizó a su ejército por el descalabro de Azerbaiyán en la guerra ante Armenia, posteriormente se reharía pero sin recuperar los territorios perdidos, fue Rusia la que desplegó sus fuerzas en la frontera con Turquía para disuadirla de entrar en la contienda. Actualmente Armenia está en el Tratado de Seguridad Colectiva, un pacto defensivo y embrión de una especie de OTAN liderado por Rusia que incluye algunos países de la CEI (Comunidad de Estados independientes), y ante las presiones del Kremlin rechazó firmar el tratado de Asociación Oriental con la UE para, en su lugar, entrar en la Comunidad Económica Euroasiática que desarrolla Rusia.
El gran alivio económico para Armenia que supuso que Irán le apoyase permitiéndole saltarse el bloqueo comercial turco, suponiendo un alivio para la nación armenia, pues en aquella época Georgia estaba en guerra con Abjasia y Osetia del Sur por lo que comerciar a través de ella era complicado. La acción de Teherán se explica porque no quiere un Azerbaiyán fuerte que pueda presionar para reclamar el Azerbaiyán del Sur, enclavado en el noroeste de Irán y habitado mayoritariamente por azeríes.
Lo cual convierte a Rusia y a Irán en adversarios indirectos de Ankara pues apoyan al enemigo de su aliado.
El otro gran problema de Turquía es Chipre.
Una isla que pertenecía al Imperio Otomano hasta que el Imperio Británico instauró a finales del s. XIX una co-soberanía turcobritánica sobre la misma, hasta que en la I Guerra Mundial al convertirse en enemigos el Imperio Británico pasó a ostentar la soberanía completa sobre Chipre.
La independencia de la isla en el proceso de descolonización abrió la disputa interna entre la población grecochipriota y la turcochipriota sobre si la isla debía unirse o no a Grecia. El Golpe de Estado de 1.974 favorable a la Enosis, unificación con Grecia, provocó la invasión turca de Chipre que tras un alto el fuego partió la isla en dos. Nació entonces en el norte la República Turca de Chipre en las áreas conquistadas por el ejército turco.
La naciente república no fue reconocida por ningún país más que por la nación de la península de Anatolia y depende económicamente de Turquía. Además el territorio es geográficamente más accidentado que el del sur y la agricultura es menos propicia, lo cual también provoca un desarrollo económico menos boyante.
Durante años la relación entre grecochipriotas y turcochipriotas fue de guerra fría y la tensión era palpable en la frontera. Incluso la capital Nicosia pasó a tener su particular versión del muro de Berlín a pequeña escala denominada Línea Verde, de hecho aún hoy sigue existiendo y es la única ciudad europea con ese triste honor.
La entrada del sur de la isla en la UE causó malestar en Turquía pues con ello se tomaba partido en el conflicto y se mejoraba la posición de los grecochipriotas.
La desestabilidad y los conflictos no son bien vistos por la UE por lo que el ingreso de un país con importantes frentes geopolíticos abiertos es bastante complicado. Turquía ha visto frenado su acercamiento a Europa, entre otras cosas, precisamente por su disputa con Armenia y por el problema chipriota.
Mostrando su deseo de adherirse al club comunitario Ankara cooperó en encontrar una solución política para Chipre y desde Bruselas se hicieron esfuerzos no sólo en ello sino también para la reapertura de la frontera turca con Armenia. En el primer caso los grecochipriotas torpedearon la posible reunificación de la isla en 2.004 al
votar en contra en un referéndum con tal fin, mientras que en el segundo al menos se logró la reapertura de relaciones diplomáticas en 2.009 entre Armenia y Turquía.
¿Puede la situación con Armenia y del contencioso de Chipre variar?
En cuanto a la solución del conflicto del Nagorno-Karabaj, que es el escollo entre Armenia y Turquía más que la inquina mutua, las partes no aplican los acuerdos de Madrid por los que se realizaría un referéndum en el Nagorno-Karabaj para decidir sobre su futuro y Armenia no se retira de las zonas de seguridad, áreas de terreno azerí entre Armenia y el Nagorno-Karabaj ocupadas por el ejército armenio, que le permiten acceder al Nagorno-Karabaj. Ni Bakú quiere un referéndum en la zona por miedo a perderlo con casi toda seguridad ni Erevan quiere poner en riesgo el Nagorno-Karabaj cediendo las áreas que le aseguran la conexión con el territorio.
La disputa se ha trasladado al terreno económico donde el dinero procedente del petróleo pone en ventaja a Azerbaiyán, pero la ayuda rusa a Armenia nivela la balanza.
En cambio en el caso insular se vislumbra una gran esperanza.
Ya que las elecciones la República Turca de Chipre han deparado el triunfo de Mustafa Akinci. El vencedor es un socialdemócrata y refutado partidario de la reunificación de la isla. La derrota del oficialista y actual mandatario es muestra del deseo de cambio en la población turcochipriota así como un varapalo para el AKP por la ideología del candidato que ha obtenido la victoria.
Con un Chipre grecochipriota en apuros económicos a diferencia de su boyante situación de 2.004 las posibilidades de una reunificación se hacen más factibles.
Ahora la cuestión es si Turquía colaborará en la solución al problema de Chipre no torpedeando los intentos de Akinci con tal fin y si hay algún resquicio de intención turca de reconducir las relaciones con Armenia. Visto el divorcio creciente entre Bruselas y Erdogan así como el giro otomano de Ankara a ganar influencia en Oriente Medio junto con reafirmar su liderazgo de los turcomanos se vislumbran serias dudas sobre si Turquía estará dispuesta a ambas cosas.
Obviamente Erdogan tendría difícil negarse a la reapertura de negociaciones sobre Chipre pero sí puede ralentizarlas o torpedearlas. Tampoco es descartable que ceda en Chipre a cambio de apoyo parcial geopolítico a su estrategia en Oriente Medio.
Publicado en Baab al Shams
MIGUEL ÁNGEL - 5-05-15