LAS GUERRAS DE DISOLUCIÓN Y LA POSICIÓN DE RUSIA
La crisis actual en Ucrania se puede considerar como la continuación de la desintegración de la Unión Soviética, es un conflicto más en una serie de guerras interétnicas y problemas surgidos por etapas desde 1.988 (año en que
aparecieron los brotes de violencia en Nagorno-Karabaj).
La disolución de la URSS, heredera de la cárcel de pueblos que era el Imperio Ruso, trajo consigo una compleja maraña de pueblos dispersados por los países que surgieron del colapso del gigante rojo. Ya en el mismo proceso de desintegración de la
URSS hubo graves enfrentamientos entre pueblos como en Moldavia, Georgia y Nagorno-Karabaj este último conflicto se produciría poco después la guerra entre las entonces ya independientes Armenia y Azerbaiyán. Afortunadamente en Ucrania,
Bielorrusia, Asia Central y los países bálticos no se produjeron baños de sangre, en cambio Rusia no pudo librarse surgiéndole a los pocos años el conflicto de Chechenia y poco después el de Daguestán.
La guerra de Moldavia entre el Estado de ese país con dos regiones suyas autoproclamadas independientes Transnitria y Gaugazia, junto con la guerra del mismo estilo entre el gobierno central georgiano y dos territorios separatistas suyos Abjasia y Osetia del Sur, así como la guerra entre Armenia y Azerbaiyán se solucionaron con el envió de fuerzas de interposición rusas bajo mandato de la ONU que en la práctica hicieron que las regiones separatistas fuesen de facto independientes. Curiosamente todas ellas salvo Nagorno-Karabaj eran de etnia rusa.
En 2.008 se reedito la guerra entre Georgia y Osetia del Sur que llevo a Rusia a intervenir militarmente pero con una fuerza desproporcionada adentrándose enormemente en territorio georgiano y afectando gravemente a ese país en clara señal de advertencia para Tiflis y otros países de cara al futuro.
Actualmente estamos ante un nuevo conflicto. Ucrania compuesta por más de un 30% de rusos con varias de sus provincias de mayoría rusófona es un polvorín y Rusia tiene innumerables intereses en la zona a parte de los de defender a los rusoparlantes. El Kremlin no está dispuesto a seguir reculando en su influencia e intereses económicos y ha trazado la línea roja en las fronteras de la antigua URSS, excluyendo a los países bálticos. En esa zona esta jugándose el todo por el todo y es por ello que Occidente tiene muy difícil intervenir pues un león enjaulado puede defender su exiguo territorio ante cualquiera que se aventure a entrar en su prisión, incluso de forma ilógica sin importarle el peligro.
Al disolverse la URSS creo Rusia la CEI para intentar tener influencia en los otros catorce países que como ella se convirtieron en independientes pero los tres Estados bálticos se le escaparon y pronto surgió la GUAM conformada por Ucrania, Moldavia, Georgia y Azerbaiyán para defender ante Rusia sus propios intereses en
la CEI.
La Asociación Oriental propuesta por la UE fue algo muy alarmante para Moscú desde el principio que amenazo a Armenia con no interponerse entre ella y Azerbaiyán por el caso de Nagorno-Karabaj, ello y una serie de promesas económicas acabaron recientemente con Armenia lejos de la UE y dentro de la Unión Aduanera, esta organización es una nueva vuelta de tuerca de Rusia dentro de la CEI para incrementar su influencia en el espacio post soviético al igual que el Tratado de Seguridad Colectiva (el embrión de una estructura a menor escala de la OTAN con la que sueña montar el Kremlin y que parcialmente va construyéndose). Pero es sin embargo Ucrania la pieza verdaderamente irrenunciable para Rusia pues sus recursos y su posición estratégica que la hacen clave, y sin su participación en las metas de organizaciones de integración vinculadas a Rusia estas no tendrían casi ningún sentido. La presión de Rusia a una Ucrania dubitativa, que venía jugando a no vincularse con nadie y recoger dinero tanto de la UE como de Rusia, fue abrumadora cuando llego el momento de decidirse y se había decantado por la UE, ello provoco que Yanukovich se fuese del lado ruso ayudado por las promesas de ayuda económica parte de que con ello aplacaba a sus filas divididas entre las cuales eran más los partidarios de acercarse a Rusia que a Occidente. No podemos dejar de mencionar que en Asia Central Rusia ha atado en corto a los países vinculados a ella para que no recibiesen influencia de EEUU y fijasen un calendario de cierre de las bases estadounidenses con las que este país y la coalición de naciones de la ISAF interviene en Afganistán, a lo que Uzbekistán y posteriormente Kirguizistán iniciaron los procedimiento para que dichas bases se desmantelaran (únicamente habían en esos dos países).
Rusia no puede renunciar a la estratégica península de Crimea, ni a las riquezas de Ucrania, ni a cerrar su frontera caucásica (Chechenia, Daguestán, Ingushetia y Kabardino-Balkaria quedarían expuestas), ni al petróleo de Azerbaiyán, ni al gas de Asia Central. Pero en el complejo puzle post soviético hay muchas minas y pueden surgir más conflictos, no solo los creados por Rusia para defender sus intereses sino también los interétnicos y hay varios lugares de riesgo; Los ya citados situados en Moldavia y Georgia que parecen temporalmente estabilizados al igual que el de Nagorno-Karabaj, Kazajistán (cuatro provincias son mayoritariamente rusas; Povlovar, Kazajistán Septentrional, Kostanay y Akmola estando la misma capital kazaja en esta última provincia) donde en la década de los 90 la presión nacionalista evito un referéndum de los rusófonos para unirse a Rusia, Bielorrusia donde vive un número importante de rusos y que puede justificar o provocar una intervención rusa si en las próximas elecciones presidenciales la oposición monta algo similar al Euromaidan contra el último régimen dictatorial de Europa, la situación de los rusos Letonia y Estonia donde se les niega la nacionalidad a los rusófonos aunque este es el menor problema de todos porque difícilmente puede acabar en conflicto armado pues son países de la OTAN, el valle de Fergana de mayoría uzbeka dividido entre Tayikistán y Uzbekistán, y evidentemente Ucrania el actual foco de tensión (con especialmente Crimea pero sin olvidar las provincias de Lugantsk, Donetsk y Jarkov junto con en menor medida Odessa, Sumy, Zaporiya y Dnipropetrovsk).
El de Ucrania, evolucione cómo evolucione el conflicto, no será el último conflicto heredado de los males de la URSS y de su
desintegración.
MIGUEL ÁNGEL - 2 Marzo de 2.014
La crisis actual en Ucrania se puede considerar como la continuación de la desintegración de la Unión Soviética, es un conflicto más en una serie de guerras interétnicas y problemas surgidos por etapas desde 1.988 (año en que
aparecieron los brotes de violencia en Nagorno-Karabaj).
La disolución de la URSS, heredera de la cárcel de pueblos que era el Imperio Ruso, trajo consigo una compleja maraña de pueblos dispersados por los países que surgieron del colapso del gigante rojo. Ya en el mismo proceso de desintegración de la
URSS hubo graves enfrentamientos entre pueblos como en Moldavia, Georgia y Nagorno-Karabaj este último conflicto se produciría poco después la guerra entre las entonces ya independientes Armenia y Azerbaiyán. Afortunadamente en Ucrania,
Bielorrusia, Asia Central y los países bálticos no se produjeron baños de sangre, en cambio Rusia no pudo librarse surgiéndole a los pocos años el conflicto de Chechenia y poco después el de Daguestán.
La guerra de Moldavia entre el Estado de ese país con dos regiones suyas autoproclamadas independientes Transnitria y Gaugazia, junto con la guerra del mismo estilo entre el gobierno central georgiano y dos territorios separatistas suyos Abjasia y Osetia del Sur, así como la guerra entre Armenia y Azerbaiyán se solucionaron con el envió de fuerzas de interposición rusas bajo mandato de la ONU que en la práctica hicieron que las regiones separatistas fuesen de facto independientes. Curiosamente todas ellas salvo Nagorno-Karabaj eran de etnia rusa.
En 2.008 se reedito la guerra entre Georgia y Osetia del Sur que llevo a Rusia a intervenir militarmente pero con una fuerza desproporcionada adentrándose enormemente en territorio georgiano y afectando gravemente a ese país en clara señal de advertencia para Tiflis y otros países de cara al futuro.
Actualmente estamos ante un nuevo conflicto. Ucrania compuesta por más de un 30% de rusos con varias de sus provincias de mayoría rusófona es un polvorín y Rusia tiene innumerables intereses en la zona a parte de los de defender a los rusoparlantes. El Kremlin no está dispuesto a seguir reculando en su influencia e intereses económicos y ha trazado la línea roja en las fronteras de la antigua URSS, excluyendo a los países bálticos. En esa zona esta jugándose el todo por el todo y es por ello que Occidente tiene muy difícil intervenir pues un león enjaulado puede defender su exiguo territorio ante cualquiera que se aventure a entrar en su prisión, incluso de forma ilógica sin importarle el peligro.
Al disolverse la URSS creo Rusia la CEI para intentar tener influencia en los otros catorce países que como ella se convirtieron en independientes pero los tres Estados bálticos se le escaparon y pronto surgió la GUAM conformada por Ucrania, Moldavia, Georgia y Azerbaiyán para defender ante Rusia sus propios intereses en
la CEI.
La Asociación Oriental propuesta por la UE fue algo muy alarmante para Moscú desde el principio que amenazo a Armenia con no interponerse entre ella y Azerbaiyán por el caso de Nagorno-Karabaj, ello y una serie de promesas económicas acabaron recientemente con Armenia lejos de la UE y dentro de la Unión Aduanera, esta organización es una nueva vuelta de tuerca de Rusia dentro de la CEI para incrementar su influencia en el espacio post soviético al igual que el Tratado de Seguridad Colectiva (el embrión de una estructura a menor escala de la OTAN con la que sueña montar el Kremlin y que parcialmente va construyéndose). Pero es sin embargo Ucrania la pieza verdaderamente irrenunciable para Rusia pues sus recursos y su posición estratégica que la hacen clave, y sin su participación en las metas de organizaciones de integración vinculadas a Rusia estas no tendrían casi ningún sentido. La presión de Rusia a una Ucrania dubitativa, que venía jugando a no vincularse con nadie y recoger dinero tanto de la UE como de Rusia, fue abrumadora cuando llego el momento de decidirse y se había decantado por la UE, ello provoco que Yanukovich se fuese del lado ruso ayudado por las promesas de ayuda económica parte de que con ello aplacaba a sus filas divididas entre las cuales eran más los partidarios de acercarse a Rusia que a Occidente. No podemos dejar de mencionar que en Asia Central Rusia ha atado en corto a los países vinculados a ella para que no recibiesen influencia de EEUU y fijasen un calendario de cierre de las bases estadounidenses con las que este país y la coalición de naciones de la ISAF interviene en Afganistán, a lo que Uzbekistán y posteriormente Kirguizistán iniciaron los procedimiento para que dichas bases se desmantelaran (únicamente habían en esos dos países).
Rusia no puede renunciar a la estratégica península de Crimea, ni a las riquezas de Ucrania, ni a cerrar su frontera caucásica (Chechenia, Daguestán, Ingushetia y Kabardino-Balkaria quedarían expuestas), ni al petróleo de Azerbaiyán, ni al gas de Asia Central. Pero en el complejo puzle post soviético hay muchas minas y pueden surgir más conflictos, no solo los creados por Rusia para defender sus intereses sino también los interétnicos y hay varios lugares de riesgo; Los ya citados situados en Moldavia y Georgia que parecen temporalmente estabilizados al igual que el de Nagorno-Karabaj, Kazajistán (cuatro provincias son mayoritariamente rusas; Povlovar, Kazajistán Septentrional, Kostanay y Akmola estando la misma capital kazaja en esta última provincia) donde en la década de los 90 la presión nacionalista evito un referéndum de los rusófonos para unirse a Rusia, Bielorrusia donde vive un número importante de rusos y que puede justificar o provocar una intervención rusa si en las próximas elecciones presidenciales la oposición monta algo similar al Euromaidan contra el último régimen dictatorial de Europa, la situación de los rusos Letonia y Estonia donde se les niega la nacionalidad a los rusófonos aunque este es el menor problema de todos porque difícilmente puede acabar en conflicto armado pues son países de la OTAN, el valle de Fergana de mayoría uzbeka dividido entre Tayikistán y Uzbekistán, y evidentemente Ucrania el actual foco de tensión (con especialmente Crimea pero sin olvidar las provincias de Lugantsk, Donetsk y Jarkov junto con en menor medida Odessa, Sumy, Zaporiya y Dnipropetrovsk).
El de Ucrania, evolucione cómo evolucione el conflicto, no será el último conflicto heredado de los males de la URSS y de su
desintegración.
MIGUEL ÁNGEL - 2 Marzo de 2.014