Se veía muy empinado desde abajo pero por mucho miedo que pudiese tener estaba dispuesto a hacer lo que se había propuesto.
Comenzó a subir el monte Hua con decisión, ya que la vida de los habitantes de su aldea estaba en sus manos. Sus paisanos habían sido afectados por la contaminación de una industria cercana que había perjudicado tanto el aire como el agua y a los animales del lugar. Él ahora se proponía salvar a su gente.
Se dice que quien sube la peligrosa montaña alcanza la longevidad con plena salud. Sin embargo él no buscaba en su beneficio sino en la de todos vecinos, algo muy difícil de conseguir.
El sendero se iba estrechando cada vez más y cuando tomó una pronunciada curva casi se cae pero pudo agarrarse en un entrante de la pared. Recuperándose del susto controlando su respiración cayó en que al contemplar con horror el vacío en su casi caía se encontraba un nido en mal estado, en cuyo interior había unos polluelos.
Sin dudarlo un instante decidió ayudar a otros infante como él, aunque no fuesen humanos él sentía empatía por otros animales. Se quitó la chaqueta e hizo una soga con ella rasgándola y con ella la lanzó hacia el nido, lo sujetó bien y lo depositó en un lugar apropiado de la pared.
Ahora estaba pasando autentico frío y sus cabellos morenos así como los de su piel se habían erizado. Pero prosiguió hasta encontrarse con una alta roca en medio del sendero, sin duda se había desprendido.
Ni corto ni perezoso cogió madera del sendero en varias partes con tal de no destruirlo, hizo un palo atándolo con cuerdas arráncandose la parte de abajo de sus oantalones. Entonces lo usó como portiga para llegar al otro lado y siendo bondadoso lo dejó amarrado con un hilo en lo alto de la cuerdo, con tal de que quien lo necesitase lo bajase tirándo del hilo, ya fuese en sentido de subida del camino como de bajada.
Prosiguió con la subida hasta alcanzar lo alto de la montaña. Allí disfrutó mirando las vistas y se sentó a meditar sobre la experiencia cerrando los ojos.
Cuando los abrió pudo ver como los efectos de la contaminación que sufría en la piel y el taponamiento parcial de su sistema respiratorio habían desaparevido.
El yin y yang del muchacho junto con su tao y pureza de espírito fueron los responsables de su curación así como de la de los vecinos de su aldea, ya que los llamó con su móvil y pudo comprobarlo.
Publicado en Escritor MA Pérez (página dd Facebook)
Comenzó a subir el monte Hua con decisión, ya que la vida de los habitantes de su aldea estaba en sus manos. Sus paisanos habían sido afectados por la contaminación de una industria cercana que había perjudicado tanto el aire como el agua y a los animales del lugar. Él ahora se proponía salvar a su gente.
Se dice que quien sube la peligrosa montaña alcanza la longevidad con plena salud. Sin embargo él no buscaba en su beneficio sino en la de todos vecinos, algo muy difícil de conseguir.
El sendero se iba estrechando cada vez más y cuando tomó una pronunciada curva casi se cae pero pudo agarrarse en un entrante de la pared. Recuperándose del susto controlando su respiración cayó en que al contemplar con horror el vacío en su casi caía se encontraba un nido en mal estado, en cuyo interior había unos polluelos.
Sin dudarlo un instante decidió ayudar a otros infante como él, aunque no fuesen humanos él sentía empatía por otros animales. Se quitó la chaqueta e hizo una soga con ella rasgándola y con ella la lanzó hacia el nido, lo sujetó bien y lo depositó en un lugar apropiado de la pared.
Ahora estaba pasando autentico frío y sus cabellos morenos así como los de su piel se habían erizado. Pero prosiguió hasta encontrarse con una alta roca en medio del sendero, sin duda se había desprendido.
Ni corto ni perezoso cogió madera del sendero en varias partes con tal de no destruirlo, hizo un palo atándolo con cuerdas arráncandose la parte de abajo de sus oantalones. Entonces lo usó como portiga para llegar al otro lado y siendo bondadoso lo dejó amarrado con un hilo en lo alto de la cuerdo, con tal de que quien lo necesitase lo bajase tirándo del hilo, ya fuese en sentido de subida del camino como de bajada.
Prosiguió con la subida hasta alcanzar lo alto de la montaña. Allí disfrutó mirando las vistas y se sentó a meditar sobre la experiencia cerrando los ojos.
Cuando los abrió pudo ver como los efectos de la contaminación que sufría en la piel y el taponamiento parcial de su sistema respiratorio habían desaparevido.
El yin y yang del muchacho junto con su tao y pureza de espírito fueron los responsables de su curación así como de la de los vecinos de su aldea, ya que los llamó con su móvil y pudo comprobarlo.
Publicado en Escritor MA Pérez (página dd Facebook)