La crisis del decreto omnibus ha supuesto un destello y una definición en la política española.
En el marco actual el gobierno de izquierdas español sostenido por fuerzas de extrema izquierda, regionalistas, nacionalistas periféricas e incluso independentistas, tiene en frente una oposición de derechas sólida. Por ende las posibilidades de actuación del gobierno son difíciles y requieren de apoyos diversos, incluyendo la cuestión Puigdemont que es la más compleja, y esto junto con el caracter político de Pedro Sánchez de tendencia cesarista hace que se tire del Real Decreto para sacar adelante iniciativas, las cuales luego deben ser validadas por el Congreso de los Diputadas. Tradicionalmente en España se ha abusado de esta capacidad y en el caso presente le permite al gobierno poner en marcha medidas, incluso hacer un popurrí de muchas y hacer campaña mediática con ello.
La oposición y los partidos que apoyan al gobierno tienen muy difícil maniobrar ante los decretos mencionados cuando llegan al Congreso, ya que hay algunas cosas que les gustan y otras que no, por lo que deben optar por aprobar todo el paquete o votar en contra. Esto puede suponer por un lado poner en aprietos al gobierno, incluso poniendo en riesgo la continuidad del gobierno, pero también como arma política del gobierno que puede acusar a las fuerzas contrarias al decreto de perjudicar diversas iniciativas aparentemente necesarias para la ciudadanía y el país.
De hecho ha pasado esto último. El PP en su estrategia de oposición a Sánchez buscaba que el PSOE se desgastase debiendo ceder más a los nacionalistas y en menor medida a Podemos, además de así oponerse a algunas iniciativas que no le agradaban, pero se ha topado con que Puigdemont ha torpeado el decreto. Esto ha sido aprovechado por Sánchez para obtener una victoria ante la opinión pública vendiendo que el decreto que se ha rechazado supone un perjuicio para la ciudadanía, dejando con ello afectado a un PP que ha buscado reaccionar como buenamente ha podido diciendo que si quiere tales cosas pero otras no, fallando de nuevo en la comunicación. Ahora bien, la victoria específica ha sido de Puigdemont por lograr de nuevo ser determinanye beneficiando su posición, y en menor medida parcial de la derecha pues el partido al que pertenece es de centro derecha y ha logrado quitar muchas cosas del anterior decreto omnibus que no gustaban a la derecha, aunque algunas se han mantenido como la cuestión de impedir desahucios de inquilinos en situación de vulneralidad y que la derecha argumenta que los okupas se benefician de ello.
*Publicado también en la página de Facebook Mapeando