Los baños veraniegos fueron sucediéndose, los periodos de olas y de mar en calma se sucedían, los ratos de calor intenso nos hacían padecer y algún temporal venía de cuando en cuando hasta que se produjo el acuerdo de PP y Ciudadanos.
La firma de este pacto tiene una serie de consecuencias que van a influir mucho en la política española.
Rajoy había transmitido al rey su deseo de presentarse a la investidura y recibió el encargo para ello, aunque insinuó que no se presentaría si no contaba con apoyos para así trasladar presión a otras formaciones políticas. Finalmente Ciudadanos se comprometió a abstenerse pero la presión no cesaba y por una serie de circunstancias, que luego comentaremos, la formación naranja paso a posicionarse a favor de la investidura del líder popular.
Existe en Ciudadanos una reticencia al PP por una diversidad de factores. Los orígenes de la formación naranja fueron socialdemócratas, el actual eje de esta fuerza política es socialiberal lejos del liberalismo-conservador del PP, un partido como Ciudadanos que es un movimiento de descontento y transformador difícilmente puede encontrar sintonía con la formación que representa al establishment, además de los casos de corrupción que afectan al PP y que el centrismo moderno por el que aboga Ciudadanos no encaja con formaciones que no residen en el centro político (las comparaciones de los miembros naranjas emparejando a Podemos y PP por estar en los extremos fueron tanto sonadas como repetidas constantemente).
No obstante la intención de Ciudadanos de ser bisagra y dar imagen de ser los precursores de acuerdos, junto con el temor a una repetición electoral que le hiciera aún más daño y redujesen su relevancia, les hizo cambiar de postura.
La firma del pacto entre Rivera y Rajoy no tuvo la notoriedad de la anterior entre el líder naranja y Sánchez. Ello se debió a tres motivos; La pérdida de relevancia de Ciudadanos, la sensación de que la formación centrista había sucumbido a las presiones populares y el acierto de Rajoy en no darle a Rivera el protagonismo que le otorgó Sánchez la vez anterior (hecho que luego pagó el líder socialista).
El pacto formado es muy similar al alcanzado entre Ciudadanos y el PSOE hace unos meses, solo cambian algunas medidas y en cómo alcanzar las metas, pues la formación naranja ha logrado que la mayoría de su programa electoral se incluya en el programa de gobierno.
La repercusión más inmediata ha sido la ruptura de la soledad del PP en el Congreso, que no entre el electorado pues al representar desde el Centro-Derecha hasta la Derecha conservadora tiene más facilidad para obtener votos. No es lo mismo acudir solo a recibir el rechazo de la cámara que presentarse también para perder pero con respaldo de otras formaciones. Esto impedirá un gran desgaste para el candidato en su investidura fallida.
Ahora con el acuerdo firmado, que contiene muchas medidas reformistas, se coloca el PP al frente de la pretensión de regenerar el país pues se ha comprometido a ello con Ciudadanos. Lo cual transforma a un partido continuista en uno que pondrá en marcha la agenda de los cambios. Un contraste que colocará en un brete a la formación azul con parte de su electorado, especialmente con el ala conservadora, y este es uno de los motivos por lo que no pretende dar publicidad detallada del paquete de medidas alcanzado con la fuerza de Rivera.
Se puede decir que Rajoy ha sacado de centro del campo poniendo en juego la pelota y el PP salido a ocupar posiciones en campo rival haciendo retroceder al PSOE.
En el campo socialista hay bastantes dudas no sólo por el liderazgo de Sánchez, que ha bajado diputados en cada cita con las urnas, sino también en cómo proceder. Hay personalidades y federaciones socialistas que abogan por facilitar la abstención de Rajoy mientras que otras quieren acercarse a Podemos con tal de presentar una alternativa al no ser investido el candidato popular.
Esto último ha sido dificultado por Ciudadanos ya que si no diese su apoyo a Rajoy sería factible que luego se lo diese a Sánchez, en cambio ahora sí tras el fracaso del candidato popular se presentase Sánchez lo máximo que podría ofrecer Rivera sería una abstención para no dar sensación descarada de veleta. Además era más fácil para el PSOE obtener el voto a favor de Ciudadanos y la abstención de Podemos que lograr la abstención de la fuerza naranja y el apoyo de la formación morada, debido a que Ciudadanos no podría más que votar en contra de un programa de gobierno que incluyese propuestas de una formación no constitucionalista y que incluyese cesiones claras a los nacionalistas, en cambio Podemos si podría aceptar medidas de Ciudadanos que no implicasen introducir liberalizaciones.
Es decir que el PP con este acuerdo ha colocado en un brete al PSOE y encima dificultando que presente una alternativa.
Al igual que el intento de investidura de Sánchez fue pura estrategia y marketing más algo de probar fortuna por si lograba lo improbable, la pretensión de investidura de Rajoy es exactamente lo mismo. Se refuerza la posición, se ganan aliados temporales para la lucha y se coloca presión en los adversarios.
Con el reloj en marcha para formar gobierno antes del límite para una nueva cita con las urnas, se inicia un periodo de tiempo en el que habrá una guerra de nervios entre los bloques. Mientras tanto la ciudadanía con un hastío cada vez más peligroso coloca mayor presión sobre la clase política ¿Podrán los estadistas de los partidos mantener la partida de poker por más tiempo en medio de la creciente indignación popular y las consecuencias de prorrogar un gobierno en funciones?
Publicado en PoliticAhora y Mapeando
MIGUEL ÁNGEL - 31-8-16