Actualmente está en el gobierno y como toda formación que ostenta el poder tiene una carga electoral, a veces favorables y otras negativa. No obstante pese a las simpatías o antipatías que despierta un partido que forma parte de un ejecutivo tiene que haber satisfecho a sus votantes ¿Lo ha conseguido el PP?
La intención de dicha formación política era centrarse en la economía y así lo ha hecho. Este hecho puede ser positivo, si el electorado interpreta que ha mejorado la economía nacional, pero también puede ser negativo si la gente piensa que no se han abarcado otras áreas que para ellos también eran prioritarias.
Las elecciones responderán a esta cuestión.
Los populares son un partido de amplio espectro. Abarcan desde el Centro-Derecha hasta el conservadurismo, habiendo tanto liberales como democristianos junto con otros.
Esto es debido a dos cosas. En primer lugar porque el voto de la derecha tiende a ser útil y disciplinado. Mientras que en segundo lugar destaca la eficiente labor hasta escasos años por su parte a la hora de mantener unido a su variopinto electorado
La necesaria unión de semejante basta formación requiere de mucho tacto y un liderazgo claro, que se complica cuando hay que desarrollar una labor de gobierno.
Las críticas a Mariano Rajoy desde su propio campo por ser un líder débil son por ello fundamentalmente. Sin un aglutinador que sea capaz de unir y movilizar a tan gran electorado las opciones de victoria disminuyen.
Esta unión se está desquebrajando no sólo por culpas internas sino también por acciones externas.
El nacimiento de VOX como una escisión que amenaza con arrastrar una parte del sector conservador del PP pudo ser abortado por Génova a última hora, aunque para la dirección popular aún no ha terminado de ahuyentar este peligro.
El surgimiento de Ciudadanos es un riesgo mucho más serio pues el voto de centro es el más numeroso en España y muchos liberales se sienten atraídos tanto por ese partido como por su líder, Albert Rivera, al que una parte significativa de votantes populares quisieran como el suyo en detrimento de Rajoy.
El perfil del actual Presidente del gobierno es el de una persona que no es altiva ni llamativa, más bien discreta. Ha cultivado una imagen de estadista serio y responsable, moderado y cumplidor.
Ese perfil es contemplado como gris y atrae poco al votante, máxime ahora cuando están en liza dos candidatos con mucha telegenia y frescura como Albert Rivera y Pablo Iglesias.
El clima de desafección política en España y que tenga algunos trapos sucios le afecta notoriamente.
Además la adopción de la vanguardia del constitucionalismo que ha código Ciudadanos en Cataluña, al lograr ser cabeza de la oposición y su conocida trayectoria contra el nacionalismo catalán, es un fuerte quebradero de cabeza para el PP pues el votante de la derecha tiende a ser patriota.
La reacción de la dirección del PP ha sido dispar y cada día da un paso más para evitar la fuga de sus liberales a Ciudadanos.
Comenzó diciendo que esa formación era un partido catalán. Dicha estrategia no funcionó y pronto fue modificada.
Sin embargo hay otras dos estrategias, actualmente desarrollándose, que pueden dar sus frutos: Por una parte destacar la poca experiencia del partido naranja junto con la falta de profesionales en política y administración pública que padece. Por otra parte achacar a la formación emergente su indefinición, advirtiendoles que Rivera puede tener planteamientos socialdemócratas e incluso llegue a pactar con el PSOE.
El número de votantes que consiga evitar que no se le fugen por el Centro-Derecho puede darle la victoria pero no debe descuidarse de que en el esfuerza pierda demasiados conservadores descontentos con un posicionamiento aún más centrista.
En caso de victoria electoral los populares seguramente necesitarán socios electorales y ello puede marcar el futuro del partido dominante de la derecha española hasta hoy. Las condiciones que le impondría Ciudadanos, si es que Rivera no se decantase por el PSOE, tendría un gran efecto tanto a nivel de partido en el PP como sobre su electorado.
PODEMOS DEPENDIENTE DE LA INTERPRETACIÓN DE SU RADICALIDAD
La formación liderada por Pablo Iglesias tiene muchas peculiaridades y facetas a destacar.
Al situarse en la izquierda alternativa tiene la complejidad de las formaciones de nuevo cuño. Teniendo que aunar muchas sensibilidades contestarías al orden establecido y encontrar un sistema de organización interno tanto viable como aceptado por sus seguidores.
La variación en sus planteamientos, desde una izquierda radical hasta una postura menos dura, muestra que aún está definiéndose a la vez que trata de aumentar su base.
Es muy destacable la influencia exógena que sufre y que se le critica mucho.
La izquierda contestaría desamparada de un referente de modelo alternativo lleva tiempo buscándolo. La mayoría de ella decepcionada o que no compartía el modelo soviético del socialismo real abrazo hace poco más de una década el chavismo.
Este movimiento más fresco y vendible que el Marxismo-Leninismo, inspirado en el comunismo cubano que tanta tirria levantaba en el Kremlin, tiene unos fundamentos que atraen al movimiento contestatario. El populismo aporta un elemento aglutinador e ideológicamente es fácil de modificar.
Que muchos de los militantes de Podemos hayan abrazado el chavismo es un gran lastre, más en este momento de tensión en Venezuela y la degeneración de ese modelo por parte de Maduro, pues les hace atraer poco electorado de izquierdas moderado.
Esa misma militancia en su mayoría también es una contradicción para Podemos. Es bastante activa por su compromiso ideológico pero a la vez es mal vista por ser escasamente moderada.
Este problema se acentúa por la falta de cuadros medios y bajos, así como el pasado de acciones contestatarias de parte de sus miembros. Como se ha visto por ejemplo en el Ayuntamiento de Madrid.
Es la radicalidad a la vez un freno y una virtud para la formación de Pablo Iglesias. Todo partido alternativo para triunfar debe tener cierto grado de radicalidad que le diferencie del sistema y le identifique claramente como una opción diferente.
La hegemonía de la izquierda es algo prioritario para Podemos. Que está teniendo una estrategia agresiva sobre IU, haciéndole una opa hostil.
Además de que no son modelos compatibles, IU es más ortodoxa y tiene en su seno el PCE que es más cerrado ideológicamente mientras Podemos ideológicamente es más volátil, no son igualmente novedosas pues el partido de Pablo Iglesias tiene la frescura de la novedad en un clima de hartazgo con lo tradicional e IU es clásica en el panorama político.
El grado en que Podemos fagocite a IU en las urnas será clave para su existencia futura, pues de sobrevivir la histórica formación a la cita electoral con fuerza suficiente podría atraer voto de izquierdas moderado en una coyuntura económica mejor y pasado el factor novedoso de Podemos.
Sus opciones de triunfo pasan fundamentalmente por hacer que el electorado les vote por encima del aspecto ideológico. Ello sólo se logra en momentos de crisis y desafección como los que actualmente vive España.
Pero también debe mantener un fuerte discurso ideológico para atraer a los suyos y ser vista como alternativa al modelo. Hacer ambas cosas, discurso radical pero atraer también voto que no comparta dicha ideología, es bastante complicado.
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MIGUEL ÁNGEL - 3-12-15