Tradicionalmente la actividad económica española se basa en el sector servicios, que ha ido desplazando a otros como a la industria por la reconversión y a la agricultura por el auge se las ciudades, procesos realizados durante los años 80 y la segunda parte del franquismo respectivamente mucho más tarde que otros países. Pese a ello hay zonas donde la agricultura aún tiene gran peso al igual que la industria pero ahora orientado a otras áreas que antaño, los productos agrícolas a su tratamiento industrial en su mayoría pero una parte a la exportación y la industria en gran parte a la exportación.
El auge de los servicios está muy vinculado al crecimiento de las grandes ciudades y del nivel de vida pero también en muchas áreas al turismo. Este aprovechando el clima del país consiste en gran parte en el famoso concepto de "sol y playa" atrayendo a muchos extranjeros pero dado el buen nivel económico también a nacionales, esto fue diversificándose en los últimos lustros incluyendo un turismo de interior de patrimonio y de congresos por lo bien que se hizo la campaña de conservación más difusión aprovechando el gran legado histórico y el otro por el crecimiento del nivel de desarrollo.
La España resultante permitió el desarrollo de fortunas y creación de una Red de autónomos y Pimes nacionales sobre lo que descansa la creación de empleo en España. Las fortunas y buen hacer de varias negocios conllevó a la creación de grandes empresas que dadas las grandes relaciones histórico-culturales con Latinoamérica y al mercado común de la UE se convirtiéndose unas cuantas en multinacionales implantándose en esas zonas, incluso algunas dieron el salto a EEUU y otros lugares como Asia, situándose varias como entre las principales del mundo en sus sectores de actividad. Destaca el esfuerzo en sectores estratégicos con el refino de petróleo que ha permitido la creación de varias empresas importantes pese a que España carece de petróleo.
Los beneficios, el nivel de vida, el auge del turismo y la liberalización del suelo condujeron a inversiones inmobiliarias que creo un jugoso sector que despuntó enormemente la economía del país. Esto estuvo sostenido por un sector bancario que facilitaba el crédito sin grandes requerimientos para los compradores y al optimismo de los proyectos planeados en los inversores.
La crisis iniciada en 2.007 y en la que nos encontramos, hasta que haya un crecimiento sostenido y la bajada sustancial progresiva del paro, afecto enormemente por varias cuestiones.
Dado que el inicio fue una crisis financiera que afectó a nivel internacional se desplomó el sector inmobiliario y el turismo, especialmente el nacional, deteniéndose con ello la mayoría de las obras en curso y cesando las inversiones. Otra consecuencia pero en la que influyó también un poco un Euro fuerte, digo poco pues muchas de nuestras exportaciones e importaciones son con los socios de la zona Euro por lo que este factor no se aplica en comercio con países que comparten tu moneda, fue la reducción de las exportaciones.
Los despidos y la crisis inmobiliaria internacional más el temor de los bancos a no cobrar los créditos causó una reducción de concesión de créditos tanto a compradores como a Pimes y autónomos que hizo aún más grande la crisis.
Por tanto nuestro país fue más afectado que otros porque como se ha descrito nuestra economía era más dependiente en los sectores más afectados y al exterior.
El escenario de crisis económica se mezcló con una crisis de deuda por el debilitamiento estructural del Euro, que en España se agravó por el alto déficit de las arcas públicas. Para hacer frente a ello y no tener que solicitar un rescate, que hubiese implicado una profunda reestructuración interna con supervisor de la famosa Troika, se recurrió aparte de reducir el gasto público a la subida de impuestos tanto a las familias como a las empresas. Lo primero afecto aún más a un consumo ya en picado por el incremento del paro, mientras lo segundo causó un grave daño a la actividad empresarial que condujo a más despidos e incluso a liquidaciones de negocios.
Visto el panorama se recurrió a la modificación del mercado laboral, ayudas y reducción del gasto público.
El mercado laboral avanzó hacia un abaratamiento del despido que redujo las plantillas de las empresas permitiendo la reestructuración de las mismas, más atrevimiento a la hora de hacer nuevos contratos y menos coste para las empresas. Ciertamente esto condujo hasta hace poco a un aumento de los despidos, de no haber sido así la reestructuración no se hubiese producido y quizás más empresas habrían quebrado ampliándose el periodo de crisis, y a que el Estado invirtiera una gran cantidad de dinero para dar un subsidio a los parados que condujo a un aumento del gasto público pero esto último ayudo a reducir el impacto de la crisis en las personas.
Las ayudas consistieron en evitar el desplome de algunos sectores como el de la venta de automóviles y que permitió la supervivencia de esa actividad económica, aunque una vez más se incrementó el gasto público pero se evitó la quiebra de una de las principales industrias nacionales.
La reducción del déficit se hizo con un gran recorte en casi todas las áreas afectando incluso al estado del bienestar como a la sanidad y la educación, lo cual repercutió mucho en las personas. Esto fue agravado porque a las comunidades autónomas y a los ayuntamientos se les exigió un recorte mayor que el del gobierno central cuando la mayoría de esas competencias que afectan al ciudadano de forma primaria están transferidas a las comunidades autónomas.
Ahora es momento de plantearse si con este modelo de recuperación avanzamos hacia una economía en el futuro estable.
Parece ser que el modelo económico que se ha implantado es el de una China en Europa, salvo las distancias ya que las condiciones laborales chinas son enormemente peores, donde producir y contratar-despedir resulte menos caro que antes. Además se pretende incrementar las exportaciones haciendo a las empresas menos dependientes del mercado interior y rescatar el turismo junto con el sector inmobiliario.
El problema de todo ello reside en una mayor temporalidad y lo difícil que resulta conseguir un empleo fijo, también provocará una mayor dependencia del exterior pues al exportar más se es más dependiente de las realidades fuera de las fronteras nacionales, y querer volver a asentar la economía en el turismo también influye en lo anterior y además haciendo depender de épocas al empleo (más contratación en verano y Semana Santa pero el resto del año no). No se ha avanzado hacia una mayor diversificación de la economía, que debería asentarse en una mayor industrialización en parte y a la innovación buscando también el crecimiento del mercado interno y con los socios del Euro, y a no depender de factores que volverían a provocar una gran incidencia de nuevo si se reproduce la crisis financiera.
Concluyendo se puede considerar que estamos volviendo a un punto de partida similar al anterior a la crisis pero con un marco estructural distinto.
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MIGUEL ÁNGEL - 25-03-15