Antes de abordar otras cuestiones debe dejarse patente que el dominio del régimen no alcanza todo el país. De hecho hace escasos días el gobierno tuvo que declarar el estado de emergencia en el norteño Kokang donde combate con rebeldes. Y no se puede olvidar la separatista región Karen en el sureste.
La decisión de trasladar la capital a Naypidaw no fue solo una decisión administrativa megalómana y encaminada a conseguir tranquilidad frente a la población de Rangún, sino también un intento por consolidar el dominio gubernamental en el interior del abrupto y selvático país.
Políticamente la nación birmana vive una transición hacia la democracia, lenta y con interrogantes pero que parece ir avanzando. La liberación de la premio Nobel de ls paz Aung San Suu Kyi de su arresto domiciliario permitiéndole regresar a la política más la convocatoria de elecciones para este año 2.015 parecen ser un avance importante.
En las últimas elecciones parciales el LND (Liga Nacional por la Democracia) de la premio Nobel de la paz consiguió 44 de los 55 escaños en liza, aunque el régimen sigue controlando buena parte de los 440 asientos del parlamento en el que según la Constitución al ejército se le conceden el 25%. La labor de partidos como este es trabada todavía por la Junta Militar ya que no todos los políticos están en libertad.
La Revolución del Azafrán y el incremento de las sanciones internacionales causaron mella en el régimen, que pese a contar con el apoyo de China decidió volver a emprender un intento de transición. Ya cuando se produjo el Golpe de Estado de 1.988 cuando se derrocó a la dictadura socialista la Junta Militar recién constituido celebró elecciones al año siguiente pero inválido los resultados de esos comicios al ganar Aung San Suu Kyi, encarcelada dos años después.
Al más de medio siglo que dura este régimen debe sumarse el anterior de corte socialista que duró más de tres décadas, por tanto Myanmar ha tenido escasa democracia desde que en 1.948 se independizase del Reino Unido por el hacer del militar Aung San, padre de la famosa política ya comentada.
El desafío interno se complementa con la tensión interétnica. Hay 135 etnias reconocidas que representan el 60% de la población del país y la mayoría sufren discriminación. Un panorama que parece complicado que cambie pues la LND no tiene un discurso en este sentido, de hecho a Aung San Suu Kyi se la acusó de silencio cómplice cuando ocurrió un rebrote contra la población musulmana.
En este aspecto las autoridades birmana, tanto las actuales como las futuras de producirse un relevo, cuentan con Tailandia como aliado circunstancial contra el surgimiento de un movimiento musulmán y de un hipotético Estado musulmán independiente en el sur de ambas naciones.
El andar tímido hacia la democracia ha permitido a Myanmar asomar la cabeza internacional mente y se ha convertido en un actor regional a tener en cuenta, de hecho organizo la última cumbre de una ASEAN con grandes proyectos de integración y que crece con fuerza, además de empezar a atraer a las multinacionales.
Este año se presenta como decisivo para esta nación, no sólo está en juego el nombre ya que el cambio de Birmania a Myanmar lo decidió la Junta Militar sin acepto la oposición ni varios países, pues un escenario de repetición de anular o amañar resultados podrían hacer explotar el país e incluso disgregación a medio plazo. No es descartaba que el régimen favorecido por la pujanza de China y al haber una Junta Militar en Tailandia en estos momentos decida perpetuarse en el poder aun sin el apoyo de la población. No obstante por el papel internacional ganado y en un afán de sobrevivir al cambio, es más probable un acuerdo entre la LND y el régimen para reformar la Constitución y negociar un acuerdo de cohabitación, siendo un hipotético traspaso de poderes a la sociedad civil un proceso lento y bajo complejas negociaciones.
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MIGUEL ÁNGEL 9-03-15