En este momento todos partidos políticos relevantes de índole nacional han terminado el proceso destinado a distintos fines según cada caso.
Hay distintos tipos de finalidades de un congreso pero en todos ellos suele renovarse la dirección de cada formación política. A la vez que se debaten líneas políticas y estatutos.
Este tres en uno es negativo porque mezcla los tres puntos y haciendo que la elección del líder eclipse a los otros dos, incluso los torpedea pues se suele bloquear a compromisarios críticos con la dirección pese a que propongan enmiendas a los Estatutos o a la línea política.
La forma de elegir a los miembros que van al cónclave es bastante riguroso en la mayoría de los casos debido a que en muchos territorios suele querer ir mucha gente...Efectivamente, un Congreso es la gran oportunidad para que la gente trate de colmar sus ambiciones personales o bien para tratar de salvar con uñas y dientes su posición política.
Como se puede deducir de mis líneas creo que el congreso clásico está mal enfocado y no sirve más que para realizar luchas de poder. Se pervierte la verdadera intención de un cónclave de este tipo, dado que su objetivo debe ser el de renovar el partido y enriquecerlo.
Hay fórmulas interesantes como las conferencias políticas pero no tienen el nivel de importancia de definición ideológica y política que se le da a un Congreso. También existe la reciente de nombrar al Secretario General mediante una votación directa de la militancia, una especie de primarias muy reducidas, pero pese a ello los delegados que van al congreso siguen yendo a representar intereses políticos siendo estos los de otros o los suyos propios.
La tentación de quitar carga a los congresos dividiéndola en dos, elección de la dirección política por una parte y de la línea ideológica junto con los estatutos por otra, es bastante grande. Ello aunque solucionaría bastantes problemas restaría importancia al congreso como máximo acto de la vida de una formación política impidiendo que en ellos se dabata sobre la marcha del mismo y sobre su futuro.
Alternativas que pueden haber son por ejemplo hacer dos tipos de compromisarios, unos interesados en aspectos de debate ideológico y estatutario dejando otro tipo que sean los que se enfoquen con voto en la crítica o respaldo a la dirección política e interesados en defender a un bando o postularse ellos mismos a cargos.
Otro aspecto que debe comentarse es la canalización del debate desde la cúpula hacia abajo. Esta guía del debate con la intención de controlar el debate y con el poder que tiene la dirección política supone secuestrar el debate. Es verdad que elaborar unos estatutos o línea política desde la base además de caótico es complicado, aunque podría partirse de los anteriores y modificarlos mediante enmiendas.
Es aquí donde entran las corrientes ideológicas y la intención de cada una de dominar al partido del que son parte, aprovechando los congresos para dar pasos en ese sentido. Pese a ser esto legítimo y válido el problema es cuando actúan en bloque para tratar de cambiar la línea política o los estatutos del partido eclipsando a los militantes por libre que presentan sus enmiendas y participan en el debate llegando incluso a impedir que por el curso del debate estos puedan realizarlas con la debida atención.
Es necesario repensar los congresos porque no responden al avance de la democracia y tienen importantes déficits como los mencionados en este artículo.
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Publicado en Mapeando
MIGUEL ÁNGEL