Conocido es el hecho del nuevo Golpe de Estado en este país africano.
No debería extrañarnos el suceso dada la dinámica habitual, la psicología y la posición internacional. Pues tenemos un gobierno de transición constituido por civiles y militares, dos facciones con sus distintos origenes y opiniones, con el agravante del contexto en que se encuentra esta nación (huelga nacional, integrismo islámico en algunas partes, no control total del territorio, tema Tuareg y subdesarrollo).
Muy probablemente el Presidente y el Vicepresidente movidos por la situación llevaron a cabo el típico del "yo actúo y tú no lo harás porque no te atreverás"...Y se atrevieron los dos. El primero destituyó a dos ministros militares clave sustituyéndolos por personas por él designadas y el segundo dio un Golpe de Estado. Problamente ambos pensaron que bajo la lupa internacional el otro no actuaría pero desconocen las motivaciones del otro, así como que la comunidad internacional muy eficaz para controlar situaciones no suele ser.
Ahora Malí vuelve a ser un atolladero para principalmente la UE y Francia, que mantienen un gran interés por la estabilidad del Norte de África, aunque Francia también está pendiente de conservar su influencia e intereses económicos. Una crisis política difícil de solucionar amenaza con desestabilizar el país y la comunidad occidental tendrá que volver a optar por la solución oscura pero fácil (respaldar un gobierno dictatorial afín) o por la vía justa pero llena de incertidumbre (la vía democrática en una nación con problemas), mientras que aún ha sido incapaz de dilucidar al respecto ni de construir una estrategia coherente de estabilidad y desarrollo para la región.
MIGUEL ÁNGEL
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