Shimon Peres fue uno de los que ayudaron a construir el Israel presente.

El sentido de Estado que tenía le llevó a representar a su país para endulzar sus actuaciones y conseguir los objetivos de este. En ese sentido actuó de joven como comprador de armamento primero para la Hagana (grupo armado del pre Estado de Israel) y luego para el ejército del Estado hebreo constituido. Además de representarlo internacionalmente.

Como suele ocurrir en todos los países suelen haber disensiones.
En el caso de Sihmon Peres estaba en desacuerdo con la política ejercida por el ala dura del Likud. Trato varias veces de conseguir primero el liderazgo del laborismo y cuando lo logró fracasó en las elecciones en que se presentó.
No obstante gracias a sus dotes y sentido de Estado acabo siendo nombrado varias veces como Presidente de Israel.

Pese a no ostentar el poder del ejecutivo, desde su puesto presidencial participó en negociaciones de paz. Lo cuál era una de sus metas políticas que pretendía alcanzar.

Se habla que era el último miembro vivo de los que construyeron Israel y que se ha perdido in referente para la paz en Oriente Medio.
Las personas llegan y se van. Los Estados en los que viven son su legado y evolucionan según es su sociedad así como de lo que hacen. Por tanto ahora se verá si en la nueva generación de Israel alguien toma con fuerza su antorcha o esta queda guardada hasta que alguien de una de las próximas generaciones la coja.
En el momento presente salvo que los radicales hagan la paz o se produzca un cambio de circunstancias parece poco previsible que la solución negociada satisfactoria al conflicto palestinoisraelí se alcancé. Las alternativas nacionales tanto en Palestina como en Israel no parecen viables que mejoren la situación y el momento que vive Oriente Medio tampoco para mece halagüeño para ello.

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MIGUEL ÁNGEL - 30-9-16

El debate entre Donald Trump y Hillary Clinton fue una versión light de lo que se preveía, presumiblemente los siguientes serán más enérgicos. De todas maneras si hubo más tensión y rivalidad que en todos los debates presidenciales estadounidenses del pasado reciente.

Es difícil decir si hubo un ganador claro.
Tanto Hillary como Trump hicieron bien el papel que se esperaba de ellos y defendieron bien sus argumentos.
La candidata mostró más templanza y eso puede interpretarse como mayor comodidad, lo cuál en un debate es importante. Mientras que el candidato estuvo demasiado duro en sus ataques, aunque más moderado que de costumbre, y eso puede no darle el aire de moderación que suele tener quien gana un debate.

Trump en líneas generales trató de mostrar una imagen de típico republicano y atraer a las clases medias durante la mayor parte del debate. Su discurso económico es asumible y está en línea con ello. Además quiso dar sensación de experiencia en asuntos de dinero y rentabilizarlo políticamente.
Donde difiere de lo habitual es en política de defensa y exteriores. Pues si bien los republicanos están entre el aislacionismo de nacimiento y los halcones de ejercer un gran liderazgo mundial, Donald comparte en parte la línea de Ronald Paul y apuesta por reformar las alianzas de EEUU.

Por su parte Hillary mostró una línea continuista con la administración Obama y buscó el voto moderado. Curiosamente también defiende el mantenimiento de la política exterior y de defensa de EEUU de las últimas décadas, construidas tanto por los demócratas como por los republicanos.

En el rifi rafe entre los contendientes se pudieron ver varias cosas interesantes;

-La coincidencia de ambos de dificultar el acceso de los delincuentes a las armas y que los que están en listas de peligrosos no puedan obtenerlas.
-La ecuanimidad que trata de mostrar Hillary, queriendo dar respuesta a todo sin tapujos alegando que tiene un plan elaborado para todo.
-Pretensión de Trump de ligarlo todo a la economía, desde las relaciones internacionales a la defensa.

No entraré a valorar los golpes bajos que se dieron ambos candidatos pero si hay que dejar claro que en intercambio de este tipo tiene más que perder ella que él, ya que corre el riesgo de perder la sensación de moderación que transmite a diferencia de Trump.

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MIGUEL ÁNGEL - 27-9-16

La reelección de Jeremy Corbyn es la constatación nuevamente de que los afiliados laboristas buscan algo nuevo tras los fracasos electorales, la crisis de la socialdemocracia y del nuevo escenario británico creado en los últimos años.

De la creación de Tony Blair de su famosa tercera vía desde la izquierda del Centro-Izquierda hasta casi la derecha del Centro-Izquierda ha pasado mucho. Aquel modelo que le permitió encontrar un modelo ideológico cómodo y eficacia política se ha diluido. No se sostiene a día de hoy porque el Partido Laborista fue incapaz de readaptarlo paulatinamente a los nuevos tiempos para que siguiese siendo viable.
No obstante las élites del partido, así como muchos pensadores y un buen número de votantes de esta formación política se niegan a superarlo. En cambio no son capaces de articular su reforma.

Es por ello que únicamente han presentado una cara, la de Owen, para enfrentarse al deseo de Corbyn de reformar la posición ideológica del partido. Esto les ha conducido a la derrota.

Esta cohibido y confuso Jeremy Corbyn, pues su apuesta es el izquierdismo contestatario pero esta dirigiendo un partido de Centro-Izquierda que es un pilar de la política británica (con lo que ello implica de ligazon). Aún así la fe de los militantes laboristas en él se mantiene, ya que es la única esperanza que tienen y porque esta calando no sólo en ellos sino también en todos los británicos el discurso antiestablishment (como se constató en parte en el triunfo del Brexit).

Los tumbos de Corbyn y la escasa defensa que hizo del Leave en la UE, pues es un gran crítico de las políticas europeas e incluso en su momento voto en contra de entrar en la UE, le convierten más en un lastre que en un activo para un partido moderado. Pese a ello es el único capaz de representar el deseo de cambio de la sociedad británica, aunque ni él mismo es capaz de articular ese cambio.
Sobrevive políticamente gracias al contexto político y por lo que creen que puede llegar a hacer, no por sus capacidades y errores que ya le habrían costado la destitución.

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MIGUEL ÁNGEL - 24-9-16

La cumbre anual entre Japón y países africanos para el desarrollo del continente africano que lleva realizándose más de quince años, se ha producido esta vez en Nairobi siendo la primera que no se celebra en suelo nipón.

En esta ocasión el gabinete japonés ha prometido más de 10.000 millones de € en inversión tanto pública como privada, con tal de llevar a cabo proyectos de desarrollo en muchos campos. Además de firmado una serie de contratos.

Estas cumbres responden a las siguientes cosas:

-Al despertar de la política exterior japonesa que como potencia quiere empezar a tener relevancia internacional importante en proporción a su poder económico.
-A la entrada en la carrera por África que esta produciéndose entre las potencias y en la que China lleva la delantera, algo que perjudica a la nación nipona pues fortalece a su gran rival asiático, que es su vecino.

El gabinete Abe ha aumentado esfuerzos y esta decidido ha incrementar mucho el peso de Japón en el extranjero. Además ha reinterpretado el artículo 9 de su Constitución constatando que tiene derecho a la defensa colectiva, lo que le da derecho a implicarse en guerras que afecten a aliados de la nación nipona.

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MIGUEL ÁNGEL - 18-9-16