Trasladémonos al lugar de los hechos; Una sede diplomática de Arabia Saudí en Turquía, la cual presuntamente es vigilada por la contrainteligencia turca o bien por otro servicio secreto que compartió su información con los turcos. En ella se produce supuestamente el asesinato de un periodista crítico con el régimen saudí. Un acto realizado por personal experto llegado para la ocasión desde el extranjero y que tras el escándalo se cobra la vida de algunos de ellos, como el de un coronel de la fuerza aérea saudí llegado ese día para supuestamente colaborar en la eliminación del sujeto.
No es la primera vez, ni será la última, en la que un país realice en el extranjero asesinatos de sujetos que considera peligrosos ya sea para su estabilidad interior o para su seguridad o con tal de evitar fugas de información. Estas prácticas normalmente son usadas por regímenes poco o nada democráticos para reducir el impacto de la disidencia o por las potencias que sufren fugas de gente que saben demasiado.
La trama y sus repercusiones es en lo que debemos centrarnos.
Puede tratarse de una pillada a Arabia Saudita o bien de una conspiración para afectar al nuevo hombre fuerte saudita, del cual se dice que puede caer en desgracia por ello. Parece ser sin embargo lo primero y estando de fondo la guerra en Siria huele a estrategia para desacreditar la posición geipolítica de Arabia Saudí en favor de la coalición Rusia-Irán con la que Turquía en parte colabora y en parte está en desacuerdo (de ahí las reuniones tripartitas destinadas a buscar acuerdos).
Las repercusiones serán el aislamiento parcial de Arabia Saudí durante un tiempo y que su imagen empeore en países de tradición democrática, especialmente con Occidente que es una zona con muchos vínculos con ella.
Publicado en Mapeando